“no flota por los aires”

Raquel Salas-Rivera

i.

al considerar los valores de uso,

se presupone siempre su carácter

determinado cuantitativo, tal como

la docena de veces que pasé la estatua

de albizu sin verla, una fábrica de

atún, una tonelada de tiburones que comen

del desagüe, etc. la fictio iuris

prevalece en mí ya que no poseo un

conocimiento cabal sobre los tiburones,

ni cómo la fábrica desbalancea el

ecosistema costero [ni cómo desbalancee

el ecosistema familiar de mi segunda

novia cuando comía del desagüe. el

cuerpo mismo de una mercancía es pues

un valor de uso o un bien. el valor de

uso se efectiviza únicamente en el

uso o en el consumo.] examinemos la

cosa con cautela.

 

ii.

una mercancía individual, por ejemplo,

una peseta de pan de agua, se intercambia

por otros artículos en las proporciones

más diversas. por las mañanas hablando

sobre el pago impostergable finalmente

reemplazado por las siglas t.d.t.

el te. debo. tanto. tiempo de mi día

se intercambia por una llamada a la

oficina del desempleo que cualquiera

diría nada tiene que ver con el pan

de agua ni con un expreso fuerte sin

leche. no obstante, cosa faucebunda,

su valor de cambio se mantiene inalterado,

ya sea que se exprese en x pan de agua,

y minutos de llamada, z t.d.t., etc., donde

x es igual a y es igual a z es igual a cero.

iii.

debe (sí debe), por tanto, poseer un

contenido diferenciable de estos diversos

modos de expresión. tomemos otras dos

mercancías, por ejemplo, el adoquín y

su poequivalente: el adoquín añorado.

sea cual fuera su relación de cambio,

podemos crear una formulita que dice:

1 adoquín = 1000000000000000 aa

pero estas cosas, siendo tan distintas

como lo son el 2 y el 3 de agosto

como lo son cnn y noticentro, como lo

son la corporación para el financiamiento

público y el banco gubernamental de

fomento, como lo son el colonialismo

español y el gringo, tienen que ser

equivalentes a una tercera cosa, tienen que

ser reducibles a esa tercera cosa. un

sencillo ejemplo geométrico nos

demuestra que los triángulos como los

adoquines requieren algo en común para

participar del intercambio numérico.

ese algo en común no puede ser natural

ni corpóreo. no contiene ni un solo

adoquín de valor de uso.

iv.

llamamos trabajo útil  al trabajo cuya utilidad se

representa en el valor de uso de su producto

como efecto útil. esta utilidad se manifiesta mediante

una división social del trabajo. un conjunto de trabajos

útiles disímiles, igualmente diferenciables,

radialmente distintos, llevó a tití teresa a trabajar

en la tunera. sin embargo, no fue teresa quien me

contó sobre el desagüe, pues ella apenas discutía

el trabajo, aunque su ropa olía siempre a atún y

cambiaba de jabones como mercaderes cambian

de mercancías, como un sistema multi-membre

cambia de rama productiva, como se cambia de

profesión especial cuando no se encuentran

trabajos, como se aprende un oficio desconocido

cuando se necesitan latas de pescado (serás sesenta

y cinco centavos), como se adiestra uno al hedor

del abrazo cuando viene de quien valora lo debido.

 

“it does not float in the air”

Translated by Raquel Salas-Rivera

i.

when considering use values, one

must always presuppose their

quantitatively determined character, such

as the dozens of times i passed albizu’s

statue without seeing it, one tuna factory,

a ton of sharks that eat from the

discharge, etc. the fictio iuris prevails in

me since i do not possess a thorough

knowledge of sharks, or how the factory

creates an imbalance in the costal ecosystem

[or how i created an ecological imbalance

in my second girlfriend’s family

ecosystem when i ate from the discharge.

the body of a commodity is in fact a

use value or good. the use value

becomes effective only through use or

consumption]. let us carefully

examine this matter.

ii.

an individual commodity, for example,

a quarter of pan de agua, is exchanged

for other articles in the most diverse

proportions. mornings talking about the

unpostponable payment finally

replaced by the acronym i.o.you.

the i. owe. you. this. much. time taken

from my day is exchanged for a call to

the unemployment office that anyone

would say has nothing to do with the

pan de agua or the strong espresso no

milk. nonetheless, what a jawful thing,

its exchange value remains unchanged,

whether it is expressed in x pan de agua,

y minutes of phone call, z i.o.you., etc.,

where x equals y equals z equals zero.

iii.

it must (yes must as in owed), therefore,

possess a content that is differentiable from

those diverse modes of expression. let us take

two other commodities, for example, the

adoquín and its poequivalent: the yearned

adoquín. whatever its exchange rate, we

can create a little formula that reads:

1 adoquín = 1000000000000000 ya,

but these things, being as dissimilar as

august 2 and august 3, as dissimilar as

cnn and noticentro, as dissimilar as

the public financing corporation and

the government development bank, as

dissimilar as spanish and gringo

colonialisms, have to be equivalent to a

third thing, have to be

reducible to this third thing. a

simple geometric example will show

that triangles, like adoquines,

require something in common in order to

participate in numerical exchange. this

something in common cannot be natural

or corporeal. it does not contain a single

adoquín of use value.

iv.

we call useful work the work whose usefulness is

represented in the use value of its product as

useful effect. its usefulness is made evident through

a social division of labor. a set of dissimilar useful

jobs, equally differentiable, radically different,

led tití teresa to work in the tuna factory.

nonetheless, it was not teresa who told me about

the discharge, for she barely discussed work, even

though her clothes always smelled like tuna and she

changed soaps like merchants exchange commodities,

like a multi-membered system changes productive

branches, like one changes one’s specialized

profession when there are no jobs, like one learns

an unknown trade when cans of fish are needed

(you’ll be seventy five cents), like one trains oneself

to bear the stench of a hug when it comes from she

who knows how much is owed and what to value.

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