Muchas Gracias

Francisco Urondo

Sirve y me inclino

ante tu palabra, luz de mi pensamiento. Abrirán

las puertas, dejarán entender: los artistas, los

intelectuales, siempre

han sacudido el polvo de la realidad; descubrieron

caminos, emancipaciones

que no siempre lograron recorrer: era

prematuro en algunos casos, en otros fue distinto

— convengamos — , otras palabras son, bajar

la corredera de la mira, buscar con el guión

y dar justamente sobre algo que puede

moverse; un bulto,

un meneo a menos de cien metros

de tu corazón vulnerable, también enemigo.

La suerte ha dejado aquí de andar

fallando: se encendió la luz y pudo verse el caos, las

flagrancias: esa mano

allí, esta codicia; el miedo y otras mezquindades se pusieron

en evidencia y el amor

no aparecía por ninguna parte. Recompuestos

de la sorpresa, rendidos ante los hechos, nadie

pudo negar que en este país, en este

continente, nos estamos todos muriendo de vergüenza.

Aquí estoy perdiendo amigos, buscando

viejos compañeros de armas, ganándome tardíamente

la vida, queriendo respirar

trozos de esperanzas, bocanadas de aliento; salir

volando para no hacer agua, para

ver toda la tierra y caer en sus brazos.

Thank You Very Much

translated from the Spanish by Julia Leverone

That’s enough. I lean

into your words, light for my thoughts. They’ll open

doors and let truth be heard, the artists, the

intellectuals — they’ve always

dusted off reality, uncovered

ways, emancipations

they themselves couldn’t always see through. They were

premature in some cases, and in others, well

— let’s concede — , those require other terms, drawing

the slide back to cock the hammer, using

the sight to set on something that might move. A shape,

a rustling less than a hundred yards

from your vulnerable heart, also enemy.

Here, chance has ceased to be mistaken:

the light was lit and your chaos could be seen, the

atrocities: that hand

there, this greed. Fear and other malignancies

were evidenced, love

did not appear anywhere. No one — utterly changed

by the surprise, exhausted by what happened — no one

can deny that in this country, in this

continent, we are dying of shame.

Here I am losing friends, looking

for old comrades-in-arms, gaining life too late,

wanting to breathe in

fragments of hope, mouthfuls of breath — to leave,

flying, so I won’t drown, so I

can see the whole earth and fall in its arms.

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