from Ese cuerpo no soy
Me he preguntado a menudo si era más fácil averiguar
la profundidad del océano
o la profundidad del corazón humano.
Viejo oceáno ... Tienes que decírmelo
para que me alegre al saber que
el infierno está tan cerca del hombre.
Lautréamont
Mamá, ¿qué es eso a lo lejos en el mar? Hay un animal que duerme el sueño del océano: es ciego, tiene la piel viscosa, su boca guarda hileras interminables de colmillos y, cuando bosteza, devora los astros. ¿Y a qué hora bosteza? Cuando se oculta el sol. No puede tragar fuego sin quemarse, por eso abre tan grande la boca y lo oscurece todo. Encerrado, el sol grita, pero nosotras sólo vemos las estrellas.
Mamá ¿y qué es lo que está a lo lejos, lo que se ve desde aquí? Es una isla de cruces. ¿Quién las lleva hasta allá? La marea y el viento las llevan en una barca, una por cada niña o cada mujer. ¿Cómo saben que ellas no volverán? Unas están muertas en vida. Otras, cuando la playa está picada, tropiezan y se ahogan. El mar las golpea contra el acantilado hasta destrozarlas. Y yo de cuales soy: ¿de las que tropezaron o de las que mueren en vida?
Dejan una a la vez, en cada visita. Descalza de pies, desraizada. Doncella con vestido de pétalos, multicolor. Sobre esta lápida una joven releva el cuerpo derruido de otra. Ignoran que, recién cortadas, el proceso será inminente, como hueco en un reloj de arena, acelerando el viaje al siempre otoño. Una más y otra, en cada visita.