Alfabeto
Ivonne Gordon Carrera
Partir es lo más difícil del alfabeto.
Suena el gorgoreo de las palomas.
Es la hora de partir. Esa es la bendición
de la peregrina, nunca quiso partir. Partir es ollar
el crepúsculo y no saber si la aurora será la misma.
Partir significa no distinguir una brisa de otra.
Jugar con las astas del tiempo.
Partir significa no escoger el rumbo de las maletas.
Su maleta nunca se vacía de collares de ámbar, corales,
y rocas ofrendadas por el mar. Se pierde en el fondo de la maleta
buceando profundidades de antaño. Se pierde en la neblina
del mar. Se pierde en la vastedad de las nubes, se pierde
en la inmensidad del agua y del fuego.
No encuentra nada. El fondo ha sido ya rastreado
por piratas que abandonaron las cavernas, y las dejaron
desprovistas de todo tesoro nocturno.
La peregrina debe partir. Dejar a un lado
la vivencia del momento, y con la tinta del pulpo
graba en la piel, en la respiración, en el vaho,
en la nada, una palabra cualquiera. Una palabra
marina, salada de granos de arena y tiempo. Una
palabra labrada en el otoño de las hojas. La peregrina
debe partir, soltar el aliento divino. Debe sortear el viento
y su destino en todas las letras del alfabeto.
Alphabet
Translated by Cindy Rinne
Leaving is the hardest of the alphabet.
It sounds like chirping doves.
It is time to go. This is the blessing that rains down upon
the wanderer, she never wanted to go. Leaving
is digging through dusk, and not knowing how to discern
between one breeze and the another. Its top lies with the masts of time.
To wander means not choosing the suitcase’s final destination.
Her suitcase is never empty, is always filled with amber necklaces, of corals,
and of smooth sea stones. She voyages to the bottom of the satchel
diving among the unknown depths of times past. She yields herself in the fog,
as vapors of the sea. She dissipates in the expanse of the clouds, and loses herself
in the vastness of the water and the fire.
She finds nothing. The bottom has been raided
by pirates who abandoned the caverns and left them
barren of any nocturnal treasures.
The wanderer must go. Forsakes on one side
immediate experiences and on the other, marks her skin
with the ink of an octopus. She breathes, in the mist of nothingness,
a word, any word. A sea word, salty with grains of sand and time.
One word etched in autumn leaves. The wanderer
must go, freeing divine breath. She must take risks with the wind
and risk her destiny with all the letters of the alphabet.
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